CRÓNICAS DE ACTOS LITERARIOS
Taller de poesía con Vicente Gallego
Al llegar, cada uno de nosotros explico quién era y qué le había llevado a acudir a la cita, y a continuación entramos ya al monasterio para escuchar cuanto tenía que decir Gallego sobre el respeto que la poesía merece y no siempre se le dispensa.
Habló sobre la disposición con la que hemos de acercarnos al "milagro poético": con absoluta humildad, despojados de ego y pretensiones, borrándonos para posibilitar que dicho milagro se encarne en palabras a nuestro través. Con profundidad y humildad habló Gallego sobre cómo en su camino hacia la verdadera poesía, la esencial, cuando echa la vista atrás sobre su propia obra, descarta gran parte de la misma, que ha dejado fuera en su última antología Cantó un pájaro, editado por el Fondo de Cultura Económica, con hermosísima cubierta del pintor José Saborit.
Ese patetismo y otros errores comunes que
llevan a la defunción del poema se fueron desgranando y comentando con
ejemplos, pero también con contraejemplos, es decir, con textos que, incumpliendo las
"normas", alzan el vuelo esplendorosamente. Quedó claro que la poesía
tiene mucho de trabajo, pero mucho más de epifanía, y como solo podemos
intervenir sobre lo primero, debemos leer continuamente y pulirnos todo
lo posible.
Ya tras la comida, en el mismo monasterio, charlamos largo y tendido sobre aspectos prácticos sobre la conformación del libro de poemas: extensión, citas, títulos...Los consejos que allí recibimos serán tenidos muy en cuenta para próximos proyectos editoriales.
Luego, Gallego llevó a cabo una extensa lectura de poemas admirables de autores como Vallejo, Vilariño, Marzal o su maestro Francisco Brines, y otros poetas de su apreciada Generación del 50, permitiéndonos algunos comentarios críticos de los mismos. Dimos paso a continuación a la revisión de textos de los asistentes, que Vicente ejerció con mano izquierda pero firme (lo cual es muy de agradecer). Cerramos el acto con el privilegio de escuchar de su boca la mitad de su próximo libro, inédito por lo tanto, que tuvo la generosidad de compartir con nosotros. Un broche perfecto para un día que resultó francamente inspirador.
(Fotos: Sara Esteban Fernández)
ENCENDIDAS: Poemas de Paca Aguirre.
Con Lola López y música de Marcos Neroy
El pasado viernes 24 de junio tuvo lugar, en el hermoso Teatro Romano de Sagunto, el recital Encendidas, nombre que es un claro guiño al verso de Luis Rosales (poeta granadino decisivo en la vida y obra de Francisca Aguirre): "Gracias, Señor, la casa está encendida".
En el escenario, simplemente se encontraban tres sillas con sendos micros: a la izquierda, la de la dramaturga y actriz Lola López; Paca Aguirre en el centro, algo más hacia el fondo, y a la derecha, la del músico Marcos Neroy.
El acto consistía en la lectura dramatizada en la voz de Lola López de poemas que ella misma había seleccionado de entre la veintenta de libros de Aguirre, quien, a continuación, respondía a una pregunta formulada por la actriz ("Paca, ¿qué es el amor?") con otro poema suyo. Luego, Marcos Neroy se encargaba de añadir un contrapunto perfecto con su guitarra, interpretando poemas musicados de autores significativos para Francisca Aguirre: Alberti, Benedetti, Sor Juana Inés de la Cruz, etc.
Justo antes del acto, tuve la oportunidad de subir al escenario para saludar a Paca, quien, con una inocencia casi infantil, me confesó:
"Me sigue sorprendiendo que los poemas tengan voz".
"Claro que la tienen"- le contesté-; "la tienen por sí mismos y hoy, además, la de Lola y la tuya".
Cuando el espectáculo comenzó, se pudo constatar el contraste entre la expresividad desbordante de Lola López y la lectura sosegada de Paca Aguirre, que parecía estar hablándote al oído; ambas lograban que los versos mantuvieran su vuelo y llegaran directamente al espectador, que se mantenía atento a la multiplicidad de sensaciones que recibía, acrecentadas por las canciones de Neroy: ternura, nostalgia, humor y sobre todo, la certeza de estar ante una poeta excepcional y, lo que es más, ante un ser humano excepcional, lleno de fuerza, bondad y sabiduría. La ovación final fue larga, tanto que Paca, apurada ya, pedía a los asistentes con un gesto que se sentaran.
No es esta la primera colaboración entre Francisca Aguirre y Lola López. Sus caminos se cruzaron hace ya once años, y de una idea conjunta de ambas nació el monólogo "La Jabalina", en que se relataba la historia de María, miliciana anarquista que fue la última mujer fusilada por el franquismo. Posteriormente echó a rodar "Encendidas", que ha variado de título y se ha ido modificando. Hace dos años se incorporó el músico Marcos Neroy, y parece ser que en unos meses podremos disfrutar de nuevo de "Encendidas" con algunas novedades de producción. No nos lo perderemos.
Marcos Neroy, además de poeta, fue el artífice en 2013 de "Arte mélica", un proyecto que nació con la grabación de "Si Rubén Darío cantara cantaría un blues/If Rubén Darío Sang, He´d Sing the blues"; se trata de un proyecto músico-poético bilingüe en inglés y español en que Neroy musica textos de diversos autores como Quevedo, Alberto, Gloria Fuertes, Bishop, T.S. Elliot y un largo etcétera. Era, pues, la persona adecuada para añadirle partitura a algunos de los poemas escritos por Francisca Aguirre o por los autores favoritos de ella. Aguirre y Neroy se conocieron hace un par de años y parece ser, a tenor de los resultados, que se han entendido estupendamente. Un acierto.
Yo no recuerdo exactamente cómo llegué a Francisca Aguirre, porque su obra parece haber estado siempre en mi vida. Seguramente a partir de leer los poemas de su amigo y mentor Luis Rosales_a quien descubrí con absoluto deslumbramiento a mis 17 años_ y de investigar en la vida del granadino. Quién me iba a decir a mí que años después, en 2001, coincidiría con ella y con su esposo Félix Grande en un congreso. A Félix volvería a verlo alguna vez más, a compartir mesa y mantel y un par de cartas de cortesía, pero fueron todos encuentros breves.
El verdadero inicio de mi relación con Aguirre fue en 2015, gracias al taller Polimnia222, de la mano de Elena Escribano. Dado que anualmente podíamos invitar al taller a algún/a poeta de renombre, se preguntó quién podría ser, a lo que yo contesté sin dudarlo un segundo el nombre de la alicantina. Tras las gestiones realizadas por Escribano y por Ricardo Bellveser, se organizó el acto. Y así, siguiendo la hermosa tradición del taller que reza que quien sugiere un poeta lo presenta, tuve grandísimo honor de presentar a Francisca Aguirre en la Universidad Politécnica de Valencia. Era el día 29 de enero de 2015, fecha delicada por ser justo un día ante del primer aniversario del fallecimiento de su esposo Félix Grande. Fue para mí una oportunidad única de tratar de transmitir a los espectadores y a la misma Paca cómo entendía yo esa obra suya a la que tan cercana me siento. En los dos enlaces siguientes aparecen aquel recital de 2015 completo ( por cortesía de la Universidad Politécnica, que me ha cedido la grabación y con autorización de Aguirre) y la noticia del mismo:
La presentación que leí entonces contaba con apenas tres páginas, aunque, eso sí, de condensadísimo trabajo. Dado que en el vídeo no se escucha del todo bien, aquí la enlazo:
El texto, para mi alegría, gustó mucho a Paca, que, tras agradecérmelo allí mismo, me escribió a los pocos días una carta emocionada y emocionante reiterando su gratitud e invitándome a visitarla cuando fuera a Madrid. Así lo hice y pasé con ella y con su hija, la también estupenda poeta Guadalupe Grande Aguirre, una tarde magnífica a la que se sumó una noche Encendidas y espero que muchas otras.